COMUNICACIÓN, RESPONSABILIDAD, INFORMACIÓN, AUTOESTIMA… EL CAMINO PARA UNA CORRECTA EDUCACIÓN SEXUAL
El conocimiento ayuda a tomar decisiones de forma más madura, ya que permite prever lo que puede suceder y planificar la actuación adecuadamente. Y, en el caso de que una persona se vea sorprendida por una situación inesperada, podrá hacer una valoración del riesgo y tomar una decisión en consecuencia.
La curiosidad acerca de la sexualidad es totalmente normal y, si no se satisface con información y conocimientos adecuados, ese espacio «vacío» se llenará con especulaciones, fantasías y prejuicios. Una persona educada en el silencio y el ocultamiento está más expuesta a situaciones de riesgo, ya que no podrá calibrar adecuadamente los hechos que se le presenten y estará más indefensa ante los avatares de la vida.
La mejor prevención es siempre el conocimiento. Los niños y las niñas deben saber cómo funciona su cuerpo y que hay ciertos riesgos evitables: enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, etc. Pero también es importante que los niños y las niñas sepan decir “no” ante una situación que les violente o que les desagrade y es responsabilidad de los padres transmitirlo.
Por tanto, una persona informada, segura de sí misma, que tenga una buena autoestima y se comunique con fluidez y sinceridad con sus padres, estará mejor preparada para evitar riesgos o enfrentar una posible situación de abuso.
Pero el conocimiento no está relacionado solamente con la prevención del abuso sexual, sino que también está asociado a una mayor capacidad y preparación para vivir una sexualidad más sana y satisfactoria.
Es sumamente importante transmitir a nuestros/as hijos/as qué se considera abuso sexual. De esta manera, se le puede explicar qué se considera un abuso cuando se producen contactos e interacciones entre un niño y un adulto, y dicho adulto (agresor) usa al niño/a (víctima) para estimularse sexualmente a sí mismo, al niño/a o a otra persona. También se considera abuso sexual el que es cometido por otro niño/a cuando la víctima es significativamente menor que el agresor o cuando el agresor está en posición de poder o control sobre la víctima.
Los niños y las niñas tienen curiosidad y exploran sus cuerpos, hacen preguntas y a ciertas edades hay juegos con tintes sexuales. Eso es normal, pero es necesario estar atentos para que no intervengan en esos juegos o exploraciones niños mayores, adolescentes o adultos. No debe haber niños mayores que organicen, propongan u obliguen a los más pequeños a hacer algo que ellos no quieran, y se debe prestar especial atención a ciertas maniobras como el intercambio, los regalos o las amenazas para coaccionar a los pequeños. Ahí es donde radica el peligro, y no en la exploración voluntaria y lúdica de un/a niño/a.
SÍGUENOS EN LAS REDES
ÚLTIMOS POST
¿Cómo nos comunicamos con los adolescentes? Consejos prácticos
¿Cómo nos comunicamos con los adolescentes? Consejos prácticos La adolescencia es una etapa de cambios constantes, tanto físicos como emocionales. Para padres, madres, educadores/as y profesionales, establecer una comunicación efectiva con los adolescentes [...]
Deja tu comentario