Terapia Miofuncional Orofacial -TMO-
Entrar en el mundo de la Motricidad Orofacial nos permite entender el correcto funcionamiento de las funciones estomatognáticas como masticar, hablar, respirar, succionar y deglutir. Uno de los primeros contactos al nacer es a través de las funciones estomatognáticas como respirar y succionar. Estas dos nos permiten transformar el cuerpo y adquirir otras funciones que le permiten contactar y explorar el entorno. Cuando se observa un desequilibro de dichas funciones estomatognaticas se requiere del trabajo de esas estructuras y funciones a través de la Terapia Miofuncional Orofacial.
¿Qué es la Terapia Miofuncional Orofacial?
La Terapia Miofuncional Orofacial (TMO), según Mónica Bartuilli, es la disciplina que tiene por objetivo prevenir, evaluar, diagnosticar, desarrollar, perfeccionar y rehabilitar las disfunciones estructurales y funcionales que pueden interferir, tanto en la producción del habla como en las diferentes estructuras del sistema orofacial, donde la etiología puede ser muy diversa (anatómica, funcional, neurológica, etc.).
¿Cómo se interviene?
La intervención de la TMO puede ser activa, con la participación voluntaria del paciente, o pasiva sin ella. Esta terapia implica ejercitar la musculatura facial y oral para mejorar la propiocepción, el tono y la acción de los músculos faciales, mediante ejercitación específica, masajes, estimulación mecánica, control postural, entre otros.
Cabe destacar que la TMO tiene como finalidad poder conseguir un equilibrio muscular orofacial que permita realizar adecuados patones neuromotores de comportamiento del sistema orofacial.
Campos de intervención de TMO:
La Terapia Miofuncional Orofacial se suele relacionar con el tratamiento de la deglución disfuncional, sin embargo son muchos los campos de intervención además de los relacionados con la ortodoncia:
- Malformaciones faciales y/o craneofaciales como las fisuras labio palatinas, síndromes congénitos.
- Discapacidades cognitivas como Síndrome de Down.
- Parálisis Cerebral Infantil (PCI) con un trabajo temprano permite intervenir en los correctos patrones de masticación, deglución y respiración para conseguir una alimentación y habla lo más funcional
- Secuelas de AVC y TCE que comprometan las estructuras del sistema orofacial.
- Trastornos degenerativos y de origen neurológico como EM, ELA, Parkinson, parálisis faciales, afectación de pares craneales.
- Postoperatorios de estructuras linguales, laríngeas o maxilofaciales.
- Deglución disfuncional, hipotonicidad/hipertonicidad musculatura orofacial, babeo.
- Trastorno de los Sonidos del Habla (TSH).
En general, nos permite intervenir cualquier trastorno, síndrome y/o enfermedad que interfiera en el correcto funcionamiento de la musculatura orofacial implicada. Los objetivos de un tratamiento tan solo pueden pertenecer al paciente que los tiene que trabajar y es él mismo quien deberá ser el protagonista de los mismos.
Efectividad del tratamiento:
Para que este tipo de terapia sea efectiva es fundamental que el paciente tome conciencia de la importancia de realizar la ejercitación a diario, así como trabajar la integración de los patrones funcionales adecuados de la forma indicada por el logopeda para conseguir automatizarlos en las actividades diarias y que no se produzcan recidivas. Por lo tanto, los ejercicios descritos y utilizados de forma aislada no son capaces de corregir las funciones orofaciales.
El programa de tratamiento siempre es en base a las necesidades y características de cada uno de los pacientes. El trabajo, cuando está bien programado después del diagnóstico, debe contar con la colaboración de los padres y del propio paciente. El logopeda no es posible cambiar una función en aquel paciente que no tiene comprensión de la necesidad de reeducar una función.
No nos podemos olvidar de la importancia de un trabajo interdesciplinar para conseguir una mayor efectividad del tratamiento. Esta terapia necesita de la participación de otros profesionales como cirujanos maxilofaciales, foniatras, otorrinolaringólogos, fisioterapeutas, odontólogos, neurólogos, pediatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales, entre muchos otros, para poder hacer una evaluación y tratamiento más adecuado del problema de cada paciente.
Para terminar este artículo, me gustaría citar las palabras del Dr. Zickefoose con la que comparto a lo largo de mi experiencia y práctica profesional:
“El éxito de la terapia miofuncional depende de la habilidad del terapeuta para enseñar y conducir bien la terapia. Si el terapeuta es un buen motivador, el programa de terapia miofuncional será siempre un éxito” (Zickefoose, 1989).
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