El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo en la infancia, con una prevalencia de hasta al 7% de los niños y niñas en edad escolar, según algunas investigaciones.

Este trastorno se caracteriza por un patrón de comportamiento persistente, con síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad, que interfieren de manera negativa en el aprendizaje y el desarrollo social del niño/a. Por ello, es muy importante detectarlo a tiempo y proporcionar un enfoque adecuado para su tratamiento, tanto desde la perspectiva médica como la educativa. Por este motivo, la presencia de niños y niñas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en las aulas puede suponer un desafío para los docentes y educadores que necesitan adaptar sus estrategias de enseñanza para favorecer el desarrollo académico de estos alumnos/as.

Conocer y comprender el trastorno

Es importante que el profesorado conozca este trastorno, cuáles son síntomas, características, así como formas de manejarlo en el aula. Esto permitirá al equipo docente ser más consciente de la problemática que presenta el niño/a, para también evitar juicios de tipo “no se esfuerza suficiente, se distrae siempre, etc.” y poder ver más allá y ser consciente de sus fortalezas para apoyarles de una manera más eficaz en su proceso de aprendizaje.

Estrategias para aplicar en el aula

Es importante un buen manejo y supervisión de los factores externos al niño/a en el aula y del tiempo para prevenir y minimizar las conductas disruptivas en el aula, evitando fuentes de distracción y facilitando momentos en los que el alumno/a sea capaz de mantener su atención sobre las actividades. Para ello, algunas recomendaciones útiles son las siguientes:

• Situar al alumno/a en las primeras filas, donde se puede beneficiar de una supervisión directa del docente y evitar distracciones con otros compañeros/as.
• Reducir y fragmentar las tareas más largas o difíciles, estableciendo límites de tiempo para finalizarlas para evitar momentos de desconexión o abandono.
• Espaciar y ser claros con las instrucciones para realizar las tareas no ofreciéndolas todas de una vez si no adaptadas a cada fase de la actividad.
• Mantener una estructura clara y rutinas de desarrollo de la clase y anticipar y advertir ante cambio de actividad si es necesario individualmente al alumno/a.
• Realizar descansos cortos y frecuentes redirigiendo la actividad motriz del alumno/a hacia tareas, hacer una fotocopia, borrar la pizarra, abrir la ventana, etc.
• Asegurarse de que el alumno/a usa de manera correcta la agenda.
• Modulación de la atención para mantener la atención de los estudiantes, una mirada o un toquecito suave en el hombro si vemos que se dispersa para ayudar a centrar la atención.

Adaptaciones curriculares y exámenes

• Facilitar con suficiente antelación las fechas de exámenes e intentar que se anoten correctamente en la agenda.
• Evitar exámenes con enunciados dictados por el profesor para evitar más errores y fatiga.
• Recordar el tiempo que queda para finalizar el examen, así como recordatorio de revisión antes de entrega.
• Segmentar las preguntas más grandes y complejas en otras más manejables y asignar tiempos específicos para realizarlos
• Se recomienda para todo el alumnado el uso de evaluación continuada evitando el examen único como procedimiento para evaluar

Fomentar las fortalezas

• Reconocer y celebrar los logros o los esfuerzos realizados para mejorar positivamente su autoestima y motivación.
• Evitar hacerle sentir culpable delante de sus compañeros/as, siendo preferible indicar la conducta correcta esperada.

Comunicación con familias/cuidadores y profesionales

• Mantener una comunicación activa y colaborativa con las familias, cuidadores y otros profesionales que permitan un abordaje integral y completo del que se pueda beneficiar el alumno/a.

Inmaculada García

Psicóloga. Especialista en Neuropsicología