Síndrome de Asperger

El síndrome de Asperger es uno de los trastornos del espectro autista (TEA). En la actual edición del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de Psiquiatría) se ha eliminado la clasificación diferenciada de los trastornos generalizados del desarrollo para incluirlos dentro de un mismo abanico denominado “Trastorno del espectro autista” (TEA). Por tanto, el síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista en el que las personas que lo padecen tienen dificultades emocionales y de comunicación, así como problemas con las destrezas sociales. Además, presentan conductas e intereses inusuales, pero sin discapacidad intelectual asociada ni dificultades en aspectos formales del lenguaje.

Algunos de los síntomas presentes en niños y adultos con el Síndrome de Asperger son los siguientes:

  • Tener problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos.
  • Tener dificultades para entender el lenguaje corporal.
  • Evitar el contacto visual.
  • Desear estar solos; o querer interactuar, pero no saber cómo hacerlo.
  • Tener intereses muy específicos, a veces obsesivos con poca flexibilidad ante los cambios.
  • Hablar solo acerca de ellos mismos y de sus intereses.
  • Hablar de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
  • Tener dificultad para hacer amigos, lo que conlleva tener relaciones sociales limitadas.
  • Verse nerviosos en grupos sociales grandes.
  • Tener rituales que se niegan a cambiar, como una rutina muy rígida para irse a dormir.
  • Realizar movimientos repetitivos o estereotipados.
  • Tener reacciones sensoriales poco comunes ante ciertos estímulos.

Es importante tener en cuenta estas características para poder acompañar y ayudar a las persones diagnosticadas con este trastorno, siempre teniendo en cuenta que cada individuo es único y tiene su propia personalidad relacionada con su historia de vida, experiencias previas, carácter, etc. Aun así, hay algunas pautas que podemos usar para acercarnos y entender a los niños con Asperger. Algunos de ellos se presentan a continuación:

  • Utilizar un lenguaje a un nivel que puedan entender y asegurarse de que lo ha entendido.
  • Para tareas complicadas se pueden dar ayudas visuales como listas o secuencias de imágenes.
  • Se les debe animar por cualquier logro especialmente cuando utilicen espontáneamente alguna habilidad social.
  • Es conveniente anticipar los cambios para que estén preparados previamente.
  • Se debe introducir en la medida de lo posible, cierta flexibilidad en su rutina.
  • Sería de gran ayuda identificar los disparadores de tensión y enseñarles a gestionar esas emociones que les invaden.
  • Trabajar estrategias para hacer frente a las situaciones difíciles.
  • Es importante enseñar la diferencia entre público y privado.
  • Demuéstrales cariño y orgullo ante cualquier progreso.
  • Limita el tiempo para intereses especiales a fracciones diarias.
  • Siempre se debe ser consistente en las promesas y/o castigos.

Es muy importante realizar un diagnóstico temprano y empezar la intervención tan pronto sea posible para ayudar al niño a alcanzar su máximo potencial.

Paloma Mercadal
Psicóloga

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