Relajación antes de dormir

En algunas ocasiones nos cuesta más dormir que en otras, esto puede ser debido a aspectos tan básicos como la temperatura del ambiente, el ruido o nuestros propios pensamientos.

Cuando un niño pequeño no puede dormir al día siguiente se encuentra agotado y esto puede acarrear problemas diversos como, por ejemplo, falta de atención, incapacidad para concentrarse, irritabilidad…

Según el Instituto del Sueño tener un buen descanso por las noches es beneficioso para el desarrollo tanto cognitivo como físico de los infantes. Algunos de los beneficios que mencionan son los siguientes:

Disminuye la ansiedad de los niños y niñas;

Mejora la capacidad de atención de los niños;

Se mejora el estado emocional;

Ayuda a reducir la tensión muscular;

Aumenta la capacidad de concentración y la memoria;

Favorece el control de las emociones.

Es cierto que no hay ninguna fórmula secreta para que un niño se duerma a la primera, pero sí que es posible facilitar el sueño mediante algunas pautas.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la previa antes de ir a la cama. Es importante que la cena sea ligera y que el niño se vaya a dormir con la digestión hecha puesto que, de esta manera, será más fácil descansar. Es importante que durante el transcurso de este tiempo (entre la cena y el irse a la cama) el niño no tenga acceso a pantallas (tablets, móviles, TV…) ni estímulos muy excitantes. Es preferible que el niño o la niña coja un libro y lea (con o sin ayuda), mire los dibujos… De esta manera, también se fomentará el hábito de la lectura.

Una vez metidos en la cama es importante que el ambiente sea tranquilo y que la temperatura sea adecuada. Podemos ambientar la habitación con alguna luz tenue o sonidos de la naturaleza (actualmente muchas aplicaciones móviles tienen la opción de poner diversos sonidos). Si vemos que a nuestro niño o niña le cuesta mucho dormir podemos hacer una relajación.

Hay muchos tipos de relajaciones indicadas para los niños, en este artículo os mostraremos dos, ambas opciones tienen pros y contras.

La primera opción que propongo es un masaje con una pelota de tenis (aunque puede ser cualquier tipo de pelota pequeña). Este tipo de relajación es muy sencilla de hacer, pero si hay algún niño que no acepta el contacto físico puede costar un poco. La relajación consiste en recorrer el cuerpo del niño haciendo círculos pequeños y lentos con la pelota. Empezaremos por un brazo, luego el otro y luego iremos descendiendo por la espalda hasta bajar por las piernas y acabar en los pies (se puede hacer boca abajo o boca arriba, como el niño se sienta más cómodo). Recordad que es un masaje relajante, los movimientos deben ser suaves, lentos y envolventes.

La segunda opción que propongo es la relajación de Jacobson para niños. Esta relajación puede llegar a ser muy eficaz, el contra que destaco es que requiere entrenamiento durante varios días puesto que se van trabajando diferentes grupos musculares. Se trata de tensar y distensar los diferentes grupos musculares para llegar a obtener la relajación completa y facilitar el sueño. El primer día se trabajarían los brazos y las manos y, poco a poco, se incorporarían de manera progresiva la cabeza, el cuello, los hombros, el pecho, la espalda, el estómago y el cuello. Algún ejemplo de instrucción para trabajar la tensión y la distensión en las manos serían “cuando yo te diga aprieta el puño muy fuerte” o para trabajar la cara “imagina que tienes una mosca en la nariz y la quieres echar”.

Como ya he dicho antes no hay una fórmula para el descanso de los más pequeños de la casa, pero siguiendo estos consejos puede que sea un poco más fácil.

Maria Revilla

Psicóloga. Especialista en Terapia Psicomotriz

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