Plastilina: Un material con infinitas posibilidades

El juego tiene un papel fundamental en el desarrollo y aprendizaje de habilidades en la etapa infantil. Es una herramienta esencial para que el niño entienda del mundo que le rodea e incita a la exploración del mismo.

Son numerosos los estudios que demuestran los beneficios del juego libre o no dirigido, en el que se promueve un aprendizaje más abierto. A veces, a los adultos nos cuesta permitir que los niños jueguen de forma espontánea, sin directrices. Actualmente estamos rodeados de juguetes y todo tipo de aparatos de última tecnología con muchos botones y opciones que cumplen una principal misión: entretener. La imaginación queda casi o completamente anulada. Por eso, tan importante es promover el juego como los materiales que les proporcionamos para ello. Nuestros pequeños exploradores necesitan más espacios de juego con materiales simples. Aquellos que pueden convertirse en cualquier cosa con nuestra creatividad e imaginación, aprendiendo por iniciativa propia, haciendo un esfuerzo mental por crear diversión. Francesco Tonucci, dibujante y psicopedagogo, dijo una vez: “Jugar para un niño y una niña es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo”.

Uno de los materiales más interesantes para trabajar es la plastilina. Jugar con esta sencilla pasta moldeable tiene múltiples beneficios. A continuación, te mencionamos algunos de ellos:

Favorece la concentración: la manipulación de la plastilina, como con cualquier trabajo manual, potencia las áreas de atención y concentración. Las técnicas de amasar, planificar una pequeña tarea como es el diseño de una figura, conseguir un objetivo planteado en su imaginación, hace que sea una actividad de lo más completa y relajante.

Fomenta el desarrollo de la motricidad fina: con el modelaje de la plastilina se ejercita la fuerza de las manos y los dedos, la agilidad y destreza para hacer la pinza entre el dedo índice y el pulgar, así como la coordinación entre la vista y las manos. La motricidad fina es un previo muy importante para el uso de herramientas de escritura y el correcto trazo de las letras. En definitiva, para el aprendizaje de la lectoescritura.

Estimula la creatividad y expresión de sus emociones: al ser un material no estructurado, permite que los niños experimenten y pongan en marcha su imaginación trabajando los colores, formas, proporción, volumen…y también posibilitan la comunicación y la identificación de sus emociones, liberando tensiones o pensamientos negativos a través de sus creaciones. De esta forma, se puede ver plasmado su mundo interior y trabajar esas construcciones de forma simbólica para gestionar las emociones que evocan.

Impulsan el desarrollo de su personalidad y la autonomía: jugar con plastilina les permite tener libertad para elegir las características de sus construcciones, expresar sus preferencias y definir su identidad, reforzando la capacidad de resolución y búsqueda de soluciones.

Si queremos transformar esta experiencia en algo todavía más estimulante, podemos fabricar nuestra propia plastilina biodegradable con ingredientes muy básicos: harina, agua, sal fina y aceite. De esta manera, fomentamos actividades para compartir en familia. ¡El ingrediente más importante será nuestra imaginación!

Gretel Savall

Psicóloga especialista en Pedagogía Sistémica

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