Nuestro hijo tiene TDAH, ¿Nosotros también podemos tenerlo?
Está demostrado que el Trastorno de déficit y atención e hiperactividad tiene un origen hereditario. En muchos casos, se detecta este trastorno a diferentes antecedentes familiares. Pero no solo es genético, también influyen los factores ambientales como la maternidad y el embarazo.
Los principales síntomas de este trastorno en la edad adulta son: el rendimiento laboral, a nivel social, a nivel motriz y en la convivencia familiar.
A nivel laboral, cuando se está realizando una tarea podemos ver diferentes problemáticas. Primeramente, hay una distracción continua, se tiende a pensar en otras cosas y esto puede ocasionar que no se termine la faena. Este perfil de personas suele realizar muchas tareas a la vez y muchas veces no las terminan, la explicación es que intentan aplazar aquello que no les gusta para otro momento. Trabajan demasiado rápido, se cansan rápidamente y eso provoca la equivocación. Presentan desorganización, problemas de concentración, dificultad para leer las instrucciones con cautela y mucha dedicación a los detalles. Estudios explican que estas personas obtienen una menor estabilidad laboral.
A nivel social, resulta complicado mantener la concentración en una conversación, ya que parece que no escuchan cuando se les habla. Tienden a hacen preguntas de temas anteriores, hablar excesivamente, interrumpir y cuesta mantener el silencio.
A nivel motriz, presentan una sintomatología nerviosa, incapacidad para mantenerse quieto y entonces se produce un movimiento de piernas o distracción jugando con objetos o mirando otros detalles. Impaciencia y dificultades para esperar. En general tenemos la percepción de que esas personas están distraídas y le cuesta mantener la calma, ya que son personas muy activas.
Convivencia familiar, tendencia a perder las llaves, no saber dónde dejar el móvil o instrumentos del día a día, olvido de tareas importantes y en la conducción se muestran más temerarios.
Para combatir todo esto, hay soluciones que se pueden llevar a cabo:
A nivel laboral, la organización es muy importante, se mejora el orden, las distracciones y evitar levantarse. Es importante establecer una rutina de trabajo, donde se realice una sola actividad y no puedas pasar a la siguiente sin haberla acabado. Dividir las grandes tareas en pequeños procesos y fijar un tiempo a través de la alarma del móvil, por ejemplo, para terminar cada una de ellas. Es muy importante no tener una saturación de faena y todo aquello que se consiga se debe premiar.
A nivel social, antes de hablar sería adecuado recapacitar durante 10 segundos aquello que se quiere decir y practicar la escucha activa, parando atención a la conversación de los demás.
En la convivencia, se pueden colocar puntos estratégicos para dejar los objetos, como una caja en la entrada para dejar las llaves. Tener una lista en la nevera donde estén apuntadas las tareas o información importante y activar alarmas en el móvil para recordar las citas.
Sara García
Psicóloga
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