Mi hijo camina con las piernas torcidas, ¿es normal?
En este artículo vamos a hablar de la alineación de las piernas en los niños desde el punto de vista de la fisioterapia.
¿QUÉ ES LA ALINEACIÓN DE LAS EXTREMIDADES INFERIORES (PIERNAS)? Nos referimos a cómo es el apoyo de los pies cuando tocan el suelo, cómo están las rodillas, cómo se comportan sus caderas, etc. Es decir, es una visión global de cómo están trabajando sus piernas, tanto andando como en reposo, que nos puede condicionar la forma de caminar. Incluso de adultos, a veces, podemos tener molestias fruto de nuestra forma de movernos, caminar, apoyar, etc. a causa de desajustes en la alineación.
Pero hay que aclarar que no hay una sola forma correcta de caminar. Cada uno, en función de su cuerpo, de su musculatura, de la formación ósea que tenga, del deporte que practique, y de otros factores, acabará moviéndose (y caminando) de una forma u otra.
¿CÓMO ES LA EVOLUCIÓN DE LA ALINEACIÓN EN LOS NIÑOS? Seguramente has notado que tu hijo, durante la marcha, camina con las rodillas hacia fuera, en el caso de que esté empezando a caminar; mientras que, caminará con las rodillas hacia dentro, si ya hace tiempo que anda. Normalmente ocurre así. Cuando empiezan a caminar lo hacen con las rodillas arqueadas (separadas o con genuvaro) y el apoyo de los pies en contacto con el suelo es más con las puntas (pueden caminar de puntillas cuando están empezando). Poco a poco, a medida que van perfeccionando el paso, y a partir de los 5 – 7 años (aproximadamente), van cambiando esta manera de caminar: las piernas tienden a juntarse por la parte de las rodillas (genuvalgo) y el apoyo de los pies pasa a ser primero en los talones. Esto suele ser así, a no ser que haya alguna patología de base o algún otro motivo que modifique todo esto.
CUÁNDO PREOCUPARNOS. Como siempre decimos, cada caso tiene sus particularidades. Si observásemos alguna anomalía, como que no aparece evolución en la forma de caminar, o bien, que haya tendencia a la luxación de cadera, o que el patrón de alineación sea muy exagerado (entre muchos otros motivos) será importante comunicárselo a nuestro pediatra; y si fuera necesario, derivarlo a un fisioterapeuta para que estudie el caso y pueda dar una respuesta ajustada a las necesidades del niño.
Cuando los fisioterapeutas valoramos esta alineación, nos va bien tener alguna prueba complementaria como las radiografías. Aunque a veces, la observación es una herramienta muy útil para hacernos una idea de lo que está pasando a nivel óseo y/o muscular: por ejemplo, observar la posición en estático, cómo es la marcha, cómo se agacha y cómo se sienta el niño nos puede ser de gran ayuda. Además de alguna prueba y/o medición de los ángulos que forman los huesos entre sí. Estos ángulos nos dan unos valores, muchas veces importantes para determinar si estamos dentro de los parámetros aceptables.
Cuanto antes podamos detectar si existe alguna anomalía en la alineación, antes podremos trabajar para que el desarrollo óseo y muscular no incida en posturas viciosas que aumenten el desajuste en la alineación.
Sandra Ferré
Fisioterapeuta. Especialista en fisioterapia pediátrica
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