La relajación. Técnicas de relajación

Muchos conocemos técnicas de relajación pero ¿realmente sabemos cuál es la más adecuada para nuestro hijo, sobrino, nieto, amigo? ¿En qué le podría ayudar?

Para poder dar respuestas a estas preguntas lo primero que debemos enfocar es el objetivo o intención con la que se pretende realizar, y no, sin antes, conocer el objetivo de cada una de ellas. Este artículo expone de manera breve las diversas técnicas que podemos utilizar.

En la práctica de terapia psicomotriz, la relajación es una parte fundamental de la sesión, dirigida a ser el paso intermedio que permite la integración de la acción y seguidamente su exteriorización con la fase de representación. Se traduce como el paso intermedio que permite pasar de la acción- que es lo que he hecho- a la palabra –como lo expreso. ¿Cuántas veces nos ha pasado que observamos a un niño que para explicar lo que ha hecho necesita volver a actuarlo?

En ésta sociedad actual dónde la mayoría de las situaciones se caracterizan por nuestra exigencia a la inmediatez o, muchas veces y de manera inconsciente, adoptando un ritmo frenético de vida, se hace difícil detenernos a observar que sucede a nuestro alrededor y pensarlo con detenimiento, o bien, observar, reflexionar e integrar cómo vivenciamos los acontecimientos ya pasados.

Por ello, os expongo las técnicas de relajación y sus principales funciones en niños. La primera que expongo, se trata de la respiración y de la importancia de dedicar unos minutos a realizar una correcta respiración.

Antes de empezar, os invito a que cerréis los ojos y visualicéis la respiración que realiza un bebé. Su respiración es abdominal, su tripa se infla y se desinfla con un ritmo lento y acompasado. Más tarde, con el ritmo de vida más acelerado que se va adquiriendo, la respiración se vuelve pulmonar o torácica, la cual se realiza des del pecho y suele ser rápida, superficial y dificulta calmar y centrar la mente. Realizar una buena respiración nos ayuda a realizar movimientos sin tanto cansancio, facilita la percepción del propio cuerpo, permitiendo sentir las sensaciones interoceptivas que forman parte de nuestro cuerpo y que, a su vez, permitirá la elaboración del esquema corporal y facilitará la “estimulación” de la atención. La respiración pulmonar o superior dificulta los procesos de atención, y en un mundo donde inevitablemente nos dejamos llevar por los estímulos de nuestro alrededor, que no son pocos, aprender a focalizar la atención ocupa un papel importante, ya que es uno de los aspectos que permite el aprendizaje.

Seguidamente expongo los diferentes tipos de relajación, entre ellos distinguimos la relajación global, que implica todo el cuerpo; la relajación segmentaria, que implica sólo una parte del cuerpo, la automática, la cual no requiere de intervención y la consciente, que se realiza mediante estimulaciones táctiles, auditivas o de visualización. Ésta última requiere un dominio primario del esquema corporal.

 La técnica d’ Eutonia de Gerda Alexander tiene como objetivo el desalojo de la tensión ocasionada por el desajuste del equilibrio entre el cuerpo y pretende mejorar la salud física y mental. Consiste en realizar una toma de consciencia de los espacios internos y externos que ocupa nuestro cuerpo. Se trabaja a través del contacto de las diferentes partes de nuestro cuerpo con el exterior y focalizando la atención hacia cada una de ellas. Se incluye la estimulación táctil, donde se presiona suavemente una parte del cuerpo mientras mencionamos la parte del mismo que estamos tocando o bien, puede mencionarla el niño, con la finalidad de realizar un escáner corporal de su propio cuerpo y en consecuencia fomentar la consciencia corporal, parte fundamental que contribuye a la percepción de su existencia en el mundo.

Por otro lado, exponemos la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson. Previamente fue dirigida para adultos, pero actualmente se han realizado adaptaciones para niños. Esta técnica consiste en aprender a tensar y luego relajar los distintos grupos musculares del cuerpo, con el objetivo qué el niño aprenda a distinguir entre las diferentes sensaciones que ocurren cuando una parte de su cuerpo está en tensión o relajado. Se empieza focalizando la atención en los brazos y las manos de un lado y del otro y se van incluyendo las piernas, los pies y la cara. Las instrucciones son: “Intenta apretar el puño derecho todo lo fuerte que puedas”, pasados 5-7 segundos  se le indica: “Ahora relaja tu mano”. El orden se puede modificar según las necesidades del niño pero es importante que las instrucciones sean siempre las mismas. Se recomienda utilizar esta técnica por la noche antes de dormir.

Finalmente, la técnica de visualización o mindfulness guiado. Son aquellas técnicas que tienen por objetivo crear una representación mental de cualquier actividad o entorno que resulte relajante para la persona, como un paisaje. En la visualización es importante contextualizar al niño, así que es mejor poder adaptar el paisaje que le puede ayudar a uno que conozca, como una playa, una montaña, un rio, un parque, y explicar con todo detalle las sensaciones y características: si está sólo, si hay alguien más, que ocurre, si hace frio o calor. Después de éste ejercicio es interesante dejar un espacio donde pueda representar de manera gráfica la representación que se ha creado en su mente. Ejercicio que contribuirá a la exteriorización de emociones y expresión de pensamientos.

A modo de instrucción final, es importante realizar de manera progresiva la incorporación de estas técnicas, realizando primero ejercicios de respiración o mediante estimulación táctil y más adelante ir incluyendo relajaciones más profundas a medida que vaya asumiendo las previas. En este artículo se exponen en órdenes de menos a más profundas pero con una muy buena funcionalidad cada una de ellas.

Para concluir,  adaptarnos a las características del niño y que él mismo pueda experimentar una vivencia agradable de su cuerpo durante la relajación será una parte fundamental para la incorporación de estas prácticas.

Anaïs Martínez

Psicóloga. Especialista en Psicomotricidad

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