La relación entre logopeda y ortodoncista
A primera vista, la Logopedia y la Odontología pueden parecer dos disciplinas que nada tienen que ver. Sin embargo, se complementan mutuamente, pues ambas se centran en lograr una armonía del sistema estomatognático. Este sistema está formado por órganos, tejidos y estructuras perfectamente coordinados para realizar funciones tan comunes como respirar, hablar, succionar, masticar y tragar, entre otras.
Aunque ambas disciplinas comparten un mismo objetivo, su perspectiva es diferente.
A través de la Terapia Miofuncional, la Logopedia se centra en la rehabilitación de las disfunciones orofaciales que puedan estar interfiriendo en el habla y en la estructuración del citado sistema estomatognático.
Por otra parte, dentro de la Odontología, se encuentra la especialidad de Ortodoncia, la cual se encarga del estudio de la oclusión y de la colocación de las piezas dentales. Por lo tanto, es el ortodoncista quien, a partir de diferente aparatología, analiza la propia estructura bucal e interviene en ella.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la función y la estructura están interrelacionadas entre sí y dependen la una de la otra. Por ello, el papel de logopeda y ortodoncista ha de coordinarse para lograr unos resultados permanentes tras el tratamiento. Lo ideal sería que el tratamiento se plantease de manera conjunta entre ambos profesionales y que se prolongase en el tiempo para un éxito garantizado.
¿La estructura afecta a la función o la función altera la estructura?
Para responder a esta pregunta, se ha de analizar la composición estructural y muscular del paciente, sobre todo a nivel de cabeza y cuello, además de sus hábitos orales y posibles parafunciones.
A nivel estructural, se han de determinar aspectos como el perfil facial, el tipo de oclusión y de mordida, la conformación dental…, además de aspectos musculares como hipertonías y/o hipotonías de la musculatura que conforma este sistema.
Por otro lado, se han de constatar los hábitos y parafunciones del paciente. Un hábito consiste en un vicio adquirido que, con el tiempo, se va automatizando hasta convertirse en un acto inconsciente. Es imprescindible identificar estos vicios, pues pueden acabar siendo totalmente perjudiciales para el equilibrio del sistema estomatognático. En este punto se pueden diferenciar entre:
- Los malos hábitos orales adquiridos por causas psicosociales. Entre los que destacan la succión digital, labial o lingual, la protrusión lingual y la onicofagia.
- Las conductas compensatorias adquiridas para poder realizar las funciones orofaciales, las cuales han sido comprometidas por alteraciones orgánicas.
En definitiva, basándose en las características y alteraciones que presente el paciente, se determinará si se requiere de un tratamiento ortodóncico únicamente o si dicho tratamiento se ha de complementar con una rehabilitación logopédica. Pues una alteración estructural como puede ser una maloclusión dentaria, alterará consecuentemente funciones como la respiración, la masticación y la deglución; al igual que un mal hábito mantenido en el tiempo como la succión digital o la onicofagia afectará negativamente a la estructuración del sistema estomatognático.
¿Qué se debe tratar primero: la estructura o la función?
La jerarquía de los tratamientos dependerá de las alteraciones de cada paciente y de su origen causal.
Las alteraciones estructurales pueden ser corregidas mediante un tratamiento ortodóncico, solucionando satisfactoriamente muchos de los problemas citados. Sin embargo, ¿qué pasaría si no se corrige la causa de dichos problemas? La repercusión a largo plazo es indiscutible, aumentando las probabilidades de recidiva.
Por ello, la práctica clínica se centra en la causa. Es habitual el tratamiento de la función junto con la estructura para lograr unos resultados óptimos. En muchas ocasiones, será necesario tratar la parafunción previamente a la estructura para evitar que se modifiquen los resultados ortodóncicos. Por ello, la coordinación entre ambas disciplinas conseguirá unos resultados permanentes, favoreciendo la armonía facial.
¿Cuándo se requiere de una intervención logopédica?
Como ya hemos visto, el logopeda se encarga de la parte funcional del sistema, corrigiendo los desequilibrios a nivel muscular y rehabilitando los patrones y las funciones orofaciales alteradas, mediante la Terapia Miofuncional con la finalidad de favorecer el correcto desarrollo del sistema estomatognático y de sus funciones, además de evitar recidivas del tratamiento ortodóncico.
Los casos más comunes en los que se requiere una intervención logopédica son:
- Maloclusión: consiste en una desviación de las arcadas dentales, de la mandíbula y/o de las piezas dentales, originando un desequilibrio anatómico a nivel orofacial. Su origen puede deberse a una inadecuada posición lingual, alterando la mordida.
- Respiración oral: el modo respiratorio, es decir, la forma de entrada del aire a nuestro organismo, puede ser: nasal (por las fosas nasales), oral (por la boca) o mixto. La respiración nasal permite el filtrado, la humidificación y el calentamiento del aire que entra hacia nuestros pulmones. Esto no se logra mediante una respiración oral, pues los pacientes con este modo respiratorio tienen una entrada de aire espontánea y en reposo por la boca en lugar de por la nariz. La respiración oral altera no solo la posición del resto de estructuras orofaciales, sino que también promueve alteraciones articulatorias, del tono muscular, deglutorias y del sueño, entre otras.
- Deglución disfuncional: consiste en la inadecuada colocación de la lengua en el momento de tragar el bolo alimenticio. En estos casos, la lengua se encuentra presionando los incisivos superiores y/o inferiores en el momento de la deglución, favoreciendo el desplazamiento vestibular de dichas piezas dentales y, consecuentemente, provocando una maloclusión.
- Succión: hace referencia desde la succión digital, labial (del labio inferior y/o superior) y lingual, hasta el uso prolongado del chupete o succión de otros objetos externos. Este mal hábito oral normalmente se adquiere en la infancia, aunque no siempre está relacionado con la edad.
En función de factores como la presión, la frecuencia y la duración de este mal hábito, pueden aparecer problemas como la maloclusión, el paladar ojival, la deglución disfuncional, la respiración oral y las alteraciones articulatorias, entre otras.
- Bruxismo: es una parafunción caracterizada por apretar o rechinar los dientes de manera inconsciente. Este vicio puede acarrear problemas como el desgaste o rotura de piezas dentarias, el desequilibrio y dolor muscular…, e incluso problemas mayores como la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM) y, consecuentemente, la desviación lateral de la mandíbula.
- Onicofagia: es el mal hábito oral comúnmente conocido como morderse las uñas. Si este vicio es frecuente, puede provocar un trauma en el sistema masticatorio y acarrear consecuencias como el desgaste dental, infecciones bucales, halitosis, una disfunción de la ATM, además de lesiones, deformaciones e infecciones en las uñas y en los dedos.
En conclusión, es imprescindible conocer la causa que haya originado la alteración de la posición dental, ya que, si la intervención no se dirige a erradicar y corregir la razón causal, un tratamiento ortodóncico que reestructure las piezas dentales no tendrá resultados duraderos. El tratamiento coordinado entre el ortodoncista y el logopeda permite rehabilitar tanto la causa como los efectos, logrando así unos resultados íntegros y permanentes, evitando recidivas.
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