La logopedia en las demencias

Actualmente, la proporción de personas mayores en relación con la población general va en aumento en los países desarrollados. La población de más de 65 años se verá incrementada de forma significativa. Este envejecimiento plantea la contemplación de unas necesidades a nivel de salud, sociales y psicológicas que, a la vez, pueden implicar un nivel de dependencia derivado de patologías como las demencias (Enfermedad de Alzheimer, demencia fronto-temporal, Enfermedad de Parkinson, demencia por cuerpos de Lewy…).

Hablamos de demencia cuando hay una pérdida global de la capacidad cognitiva que interfiere en las actividades de la vida diaria de la persona, afectando en sus relaciones laborales y sociales. Esta pérdida puede caracterizarse por una disminución de la memoria reciente y retrógrada, alteraciones en el pensamiento abstracto, la atención, el juicio, la conducta, la coordinación, la planificación, el habla, la escritura, el cálculo, las habilidades sociales…

Cuando el lenguaje y la comunicación están afectados, es el logopeda quién lucha contra estos dos aspectos que más incapacitan a la persona con demencia. Sus objetivos son evaluar las dificultades y desarrollar una comunicación funcional en la persona, facilitando métodos a familiares y cuidadores para mejorar la comunicación, consiguiendo un aumento de la calidad de vida de esta población. Por ello, se debe empezar a trabajar lo antes posible con el paciente y su familia. Esta intervención debe estar integrada en programas donde se aborden el mantenimiento físico, el desarrollo personal y social y la estimulación cognitiva, adaptados a los intereses, características y potencialidades de cada persona.

Así pues, os presentamos algunos ejercicios concretos de la intervención logopédica para mejorar el funcionamiento cognitivo, el rendimiento funcional y el mantenimiento de la independencia trabajando específicamente el lenguaje:

Recordar la fecha del día, el lugar donde se está, la estación del año…

Clasificar palabras según su categoría semántica (ejemplos: ropa –> camiseta, pantalón…; herramientas –> martillo, sierra…)

Evocar palabras que empiecen por una sílaba determinada.

Evocar palabras que empiecen por una letra determinada.

Describir una lámina en la que se deberá mencionar el lugar, los objetos que aparecen, lo que ocurre en ella, etc.

Completar frases de forma coherente (ejemplo: el color del mar es…, abro la puerta con una…, el último mes del año es…).

Decir todas las palabras posibles de una misma categoría (alimentos, prendas de ropa, herramientas, animales, partes del cuerpo…)

Escribir una receta con los ingredientes y los pasos de elaboración.

Decir qué tienen en común tríos de palabras (ejemplo: vaca-cabra-tiburón, manzana-plátano-cereza, autobús-tren-moto, azul-blanco-gris, tenedor-cuchillo-cuchara…)

Estas son algunas ideas de ejercicios para reducir la anomia, mantener la atención, ejercitar la memoria, mejorar la fluidez, el razonamiento verbal y la capacidad de asociación.

Anna Creus

Logopeda especialista en Educació i Clínica

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