La importancia de la motivación

¿Cuántas veces oímos y leemos la importancia de motivar a los niños? ¿Por qué es tan importante? La motivación es la fuerza que nos mueve a hacer algo, por lo tanto sin motivación hacemos las cosas o tareas por rutina pero sin provocarnos una emoción positiva.

Los niños y niñas aprenden de forma natural, nacemos con el placer innato por aprender, por saber y adquirir nuevos conocimiento, pero parece ser que esto suele cambiar cuando entramos en la etapa escolar, el aprendizaje escolar empieza a producir desmotivación.

Motivación y emoción

La emoción nos sirve para dar apoyo a la motivación, en la escuela es importante reforzar de forma positiva a los niños y niñas, debemos reforzar poco apoco cuando se consiguen los objetivos, de esa forma aparece la emoción ligada a la motivación, así conseguimos esa sensación de satisfacción ante una tarea y aumentamos la autoestima y seguridad en el esfuerzo.  Si generamos emociones positivas ante el aprendizaje en los niños/as se sentirán motivados para seguir aprendido, por lo contrario si el aprendizaje les genera emociones negativas entonces estamos consiguiendo el efecto contrario.

En la etapa escolar, el castigo o la acción de regañar ante una meta no conseguida genera emociones negativas las cuales no producen un bienestar en los peques. Los niños y niñas buscan ese el bienestar, el equilibrio, por eso las emociones positivas harán que se motiven para seguir consiguiendo ese bienestar.

¿Cómo motivar a los niños y niñas?

Generar bienestar ante el aprendizaje mediante el refuerzo positivo.

Validar los pequeños logros, siempre teniendo en cuenta el ritmo y nivel de cada niño o niña.

Aumentar la cantidad de mensaje positivos.

Retroalimentar las tareas de los niños y niñas, ir nombrando aquello que van haciendo bien poco a poco, se trata de no esperar para reforzar de forma positiva solo cuando llega a la “meta” sino de ir retroalimentando lo que hace bien en pequeños pasos.

Cuando aparecen emociones negativas debemos ser capaces de ayudar a gestionarlas y redirigirlas.

Evitar el castigo ante el aprendizaje.