¿La fisioterapia puede ayudar al Síndrome de Down?

Hace aproximadamente un mes, el pasado 21 de marzo, se celebró el día Mundial del Síndrome de Down. Se me ha ocurrido tratar este Síndrome porqué cada vez parece que estamos consiguiendo, con más fuerza, la integración de niños y adultos con esta patología tanto en el mundo laboral como en las aulas. Vamos a explicar de forma breve de qué trata este Síndrome, cuáles son las principales peculiaridades que condicionan el desarrollo psicomotor (centrándonos especialmente en la parte motora) y a qué edades, aproximadamente, se adquieren los hitos del desarrollo.

Este artículo no pretende ser una guía del Síndrome de Down, sino una breve recogida de información muy básica desde el punto de vista del trabajo en fisioterapia.

Sabemos que el Síndrome de Down es una patología caracterizada por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o parte de él). Esta anomalía genética ocasionará que el desarrollo psicomotor se lleve a cabo con ciertas diferencias al desarrollo de un niño sin dicho Síndrome. Los hitos del desarrollo (el control de la cabeza, el volteo, la posición de sentado, el gateo, la posición erguido de pie y el caminar) acabarán adquiriéndose igual que el resto de niños, pero esta adquisición suele tardar un poco más, principalmente por dos rasgos que caracterizan a los niños y adultos con Síndrome de Down.

¿CUÁLES SON ESTOS DOS RASGOS QUE RETRASAN EL DESARROLLO PSICOMOTOR? Las dos principales alteraciones que condicionarán el desarrollo motor serán la hipotonía y la hiperlaxitud ligamentosa. ¿Qué significa? La hipotonía hace referencia al bajo tono muscular. Si tenemos el tono muscular bajo, nos van a costar actividades en las que necesitemos a nuestros músculos de una forma activa, como levantarnos, sentarnos, ponernos de pie, o caminar. Y nuestra postura de base también se puede alterar. Y la hiperlaxitud de los ligamentos significa que éstos no tienen la suficiente “dureza” para frenar las articulaciones. Con lo cual, observaremos que las articulaciones (como la rodilla o el codo), cuando se estiran, no sólo se quedan rectas, sino que van un poco más allá.

¿CÓMO LA HIPOTONÍA Y LA HIPERLAXITUD AFECTAN AL DESARROLLO MOTOR? ABORDAJE DESDE LA FISIOTERAPIA. Lo que esto nos va a comportar es que necesiten más tiempo para completar su desarrollo. Normalmente, a los niños con Síndrome de Down se les atiende en los servicios de atención de temprana para guiar su desarrollo psicomotor y asegurar que cumplen las fases del desarrollo. Las fases o hitos se deben valorar con más margen de tiempo.

A continuación, nombraré algunas de las fases del desarrollo motor, y a qué edad de media, aproximadamente, se suele adquirir dicha fase. Y entre paréntesis pondré el intervalo de edad en la que se puede adquirir cada hito, es decir, los meses de margen tanto por encima como por debajo.

  • VOLTEARSE: a los 6 meses (rango de margen: entre 2 y 12 meses).
  • SENTARSE: a los 9 meses (rango de margen: entre 6 y 18 meses).
  • GATEO: a los 13 meses (rango de margen: entre 8 y 25 meses).
  • CAMINAR: a los 20 meses (rango de margen: entre los 12 y los 45 meses).

Debemos aclarar dos cosas: primero, que estas edades varían según el estudio de referencia que tomemos. Y segundo, para mí no es importante que se pase un mes más al rango de margen, mientras que todas las fases previas hayan ido desarrollándose correctamente. Pienso que hay que ser un poco flexibles: posiblemente sea un niño al que le cueste un poco más, como a cualquier otro. Pero será interesante que estemos atentos y que sigamos su desarrollo más de cerca. Y si fuera necesario, aportarle más estímulos o más herramientas para ver si con eso consigue superar la fase en la que estemos. En el post “mi hijo aún no camina” explico esto con niños que no tienen Síndrome de Down. Cada niño tiene sus propios tiempos, tanto con Síndrome de Down o como en niños sin ninguna patología.

Cuando en fisioterapia tratamos a un niño con Síndrome de Down, debemos tener en cuenta la hipotonía y la hiperlaxitud, pero sin olvidarnos, durante el tratamiento y en su día a día, de otras alteraciones que el Síndrome puede comportar y nos pueden condicionar el tratamiento de fisioterapia. Por ejemplo, si hubieran problemas respiratorios y/o cardiacos deberíamos estar atentos al nivel de fatiga que presente el niño, o si en este momento cursa con alguna infección respiratoria, etc. Debemos tener en cuenta si necesita más tiempo para realizar una actividad a causa de diferencias en la maduración del sistema nervioso central. Si eso le pasa al niño o al adulto con el que estamos, se le debe dejar su tiempo, no repetirle las cosas hasta 3 o 4 veces; a veces los silencios son necesarios para que él o ella procese la información. También tenemos que saber si existen problemas visuales o auditivos para adaptar nuestro tratamiento y hacernos entender.

Sandra Ferré

Fisioterapeuta. Especialista en fisioterapia pediátrica

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