La estimulación cognitiva en los más pequeños

 El cerebro de los niños al nacer es como un libro en blanco, con millones de células que esperan ser moldeadas para crear las conexiones neuronales que determinarán el desarrollo intelectual del niño.

Los primeros años de vida son el mejor momento para ello, por la neuroplasticidad, que abarcan desde el nacimiento a los 6 años. No obstante, aunque a otro ritmo, podemos crear nuevas conexiones a lo largo de la vida.

¿Cómo podemos favorecer estas conexiones neuronales? Con la estimulación.  Pero veamos, ¿Qué es la estimulación? Con estimulación nos referimos al conjunto de actividades que tratan de favorecer el desarrollo de los mecanismos responsables del lenguaje, de la atención, de la memoria… Y no se trata de forzar, sino de promover los mecanismos adecuados para hacer funcionar el cerebro.

No debemos caer en el error de desbordar a los más pequeños y sobreestimularlos, ya que así podemos conseguir el efecto contrario. Los niños no pueden estar en continuo funcionamiento, necesitan un tiempo de descanso.

Para que una información estimule el cerebro de los más pequeños, debemos tener en cuenta que el estímulo sea atractivo (colores llamativos que estimulan la visión, sonidos para el oído, características táctiles jugando con texturas variadas…), y la importancia de la novedad (con el paso del tiempo la atención disminuye gradualmente, pudiendo llegar a mostrar desinterés, cuando se somete a una exposición continua sobre un mismo estímulo).

¿Qué debemos estimular en los más pequeños?

Pues bien, hay 5 ámbitos sobre los que estimular:

  • Los sentidos: La audición, visión, gusto, olfato, y/o tacto.
  • Desarrollo motor: Esquema corporal, motricidad fina y gruesa, y/o coordinación
  • Desarrollo cognitivo: La atención, memoria, lenguaje, y/o funciones ejecutivas
  • Desarrollo social: La adquisición y el desarrollo de conductas sociales.
  • Desarrollo emocional y afectivo: La comprensión y desarrollo de emociones, desarrollar el territorio emocional de los niños/as.

En esta entrada, vamos a centrarnos en la estimulación del desarrollo cognitivo, más concretamente en la atención.

La atención es considerado un proceso cognitivo básico e indispensable para el procesamiento de la información. Está relacionada con otras funciones cognitivas como por ejemplo la memoria. Gracias a la función de la atención, evitamos que nuestro cerebro se sobrecargue debido a la gran cantidad de estímulos externos e internos que nos encontramos en el día a día. ¿Y cómo estimulamos la atención?

¡Con juegos! Se trata como hemos dicho, de hacer que el estímulo sea atractivo para ellos. Muchos adultos creen que los juegos son una pérdida de tiempo, pero se trata de saber seleccionarlos, y sobretodo propiciar aquellas que estimulen el desarrollo del niño/a. Con los juegos mejoramos sus capacidades psicomotoras, habilidades sociales, el desarrollo intelectual, estimula la imaginación, creatividad y  ayuda al equilibrio emocional.

Podemos encontrar infinidad de juegos en el mercado con los que llevar a cabo el entrenamiento de la atención (al finalizar esta entrada os recomendaremos algunos). Pero debemos recordar que también podemos trabajarla en nuestro día a día con los más pequeños, sin necesidad de materiales, y aplicables a cualquier situación.

Veamos:

  1. De camino al colegio: “¿Cuántos coches negros ves?” o “Podrías describirme lo que ves?”
  2. Estamos en el parque: “¿De qué color es el tobogán?” o “¿Cuántos columpios hay?”…
  3. En una tienda: “¡Busca un sombrero!”
  4. En casa: “¿Cuántos vasos hay en el armario?” o “¿Están todas las ventanas cerradas?”

Y un sinfín de preguntas, solo se trata de mirar a nuestro alrededor y sacarle provecho. Además, aunque el principal mecanismo implicado sea la atención, según la acción que deba realizar el niño, o según los mecanismos que deba poner en marcha, estaremos trabajando otros aspectos como; la memoria, la producción de lenguaje, la discriminación visual, el cálculo…

Por otro lado, si queremos promover a la vez que sea más autónomo, y esté entretenido un rato, podemos propiciar actividades muy sencillas que podrá realizar solo, como por ejemplo; sopas de letras, esconder un objeto dejar que asome una parte y pedirle que lo encuentre, escribirle en una hoja series de números y pedirle que tache por ejemplo todos los “2” que encuentre (podemos hacer lo mismo con letras). Podemos hacer una construcción de bloques de colores y diferentes tamaños y pedirle que la copie, otra idea sería mostrarle una imagen de sus dibujos favoritos y hacerle preguntas sobre lo que hay o no hay en la imagen… de cualquier situación y con cualquier material podemos idear un estímulo con el que trabajar la atención, ¡se trata de ser creativos!

Algunos juegos del mercado en los que la atención es el mecanismo protagonista, son; Dobble, Grabolo, Animalea, Burguer Party, Stick Stack, Lince…

Y no olvidemos que con un mismo juego podemos trabajar diferentes mecanismos, y que podemos sacar partido a lo que tengamos a nuestro alrededor, solo necesitamos un poco de imaginación reflexionar sobre qué podríamos trabajar con aquello y… ¡manos a la obra!

Beatriz Acosta
Pedagoga especialista en Pedagogía terapéutica y Educación especial

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