Sordera: ¿Cómo podemos sospechar que un niño tiene problemas de audición?

El 80% de las hipoacusias infantiles ocurren en el nacimiento o en la etapa neonatal. La pérdida auditiva de un niño puede suponer un retraso importante en su desarrollo cognitivo ya que dificulta la adquisición del lenguaje y del habla y, por lo tanto, provoca un retraso en los aprendizajes, en el comportamiento y en las habilidades sociales.

Actualmente en nuestro país, todos los bebés recién nacidos son sometidos a una prueba conocida como “screening auditivo” antes de recibir el alta del hospital. De esta manera comprueban que el niño oye perfectamente. Pero una infección en el oído o enfermedad posterior al nacimiento puede tener como consecuencia una pérdida auditiva. Es por eso que es importante conocer alguna de las señales de alarma que permiten detectar la existencia de posibles pérdidas auditivas en la infancia:

Durante el primer año, el bebé:

No reacciona o no se despierta ante ruidos fuertes (petardos, una puerta que se cierra de golpe, un plato que se rompe, etc.).

Deja de balbucear o el balbuceo se convierte en gritos.

No emite ningón sonido o no gira su cabeza cuando le habla algún familiar.

Durante el segundo año, el niño:

No responde a órdenes sencillas, no hace caso cuando se le llama por su nombre y no presta atención cuando se le lee un cuento.

No consigue emitir sus primeras palabras o si las dice, no consigue combinarlas para hacer frases de dos palabras.

A partir del tercer año, el niño:

No es capaz de mantener una conversación sencilla, no sabe explicar lo que pasa a su alrededor ni tampoco cantar.

Evita el contacto social y puede ser que se comporte con más agresividad debido a la frustración que siente ante los malentendidos causados por la pérdida auditiva.

Se sienta más cerca de las fuentes sonoras (radio, televisión, altavoces…) o sube el volumen de éstas.

Pregunta frecuentemente «¿qué?» cuando alguien le habla o no responde cuando lo llaman.

Si detecta alguna de éstas señales de alarma, hay que llevar al niño al pediatra o otorrinolaringólogo lo antes posible para que confirme o descarte la pérdida auditiva. Aun así, un niño puede padecer una pérdida auditiva fluctuante causada, por ejemplo, por una otitis. En este caso de pérdida auditiva temporal aguda, hay que asegurarse que entienda bien, hablándole siempre delante de su rostro.

Anna Creus

Logopeda especialista en Educació i Clínica

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