Estrategias para trabajar la rabia a través del cuento “Tengo un volcán” de Miriam Tirado

Identificar y entender la emoción de la ira o rabia es siempre un objetivo primordial cuando hacemos un trabajo de gestión emocional infantil. Para esto, podemos hacer uso de muchos tipos materiales, juegos, dinámicas o simplemente el diálogo, pero una de mis fórmulas favoritas es leyendo.
Los cuentos infantiles están cada vez más orientados hacia la psicoeducación, sobre todo en el ámbito emocional. Tenemos títulos sonadísimos como el best seller ‘El monstruo de colores’, el cual es la mejor introducción en edad temprana para familiarizarnos con las emociones primarias. Pero, cada vez nos encontramos con más cuentos específicos de cada emoción en particular, como es el caso de ‘Tengo un volcán’ de Miriam Tirado, ilustrado por Joan Turu, un cuento escrito específicamente para hablar de la rabia.
En él podemos encontrar la historia de Alba, una niña que no lo sabía pero tenía un volcán en su interior. Un volcán que a veces se encendía y explotaba, y entonces el fuego lo quemaba todo y Alba sufría y se asustaba.
En la primera parte se describe a la perfección y con mucho cariño cómo se suelen sentir los infantes en la mayoría de sus rabietas y enfados. Para los pequeños de la casa suele ser muy fácil identificarse con las situaciones expuestas, tanto a través de las ilustraciones como a través del texto que se utiliza. Esta es la parte más educativa, ya que nos ayuda a identificar esta emoción y a ponerle nombre, y con ella podemos reflexionar en qué situaciones nos encontramos cuando el volcán explota, si son las mismas que las que nos explica Alba u otras diferentes.
En la segunda parte aparece un personaje sorprendente para ayudar a la protagonista en la gestión de su emoción, un hada. Esta hada le recomienda un ejercicio de relajación, de los más básicos, que le ayudará a apagar su volcán y con ello a estar más tranquila. Para mi gusto, es necesario especificar mientras leemos el cuento que cada niño o niña tiene que buscar su fórmula mágica para conseguir apagar su volcán, que esta forma que nos explica el hada le sirve a Alba, pero que cada uno debe encontrar la suya.
Por último, y no por ello menos importante, expone también la existencia de volcanes en los padres y adultos, punto muy interesante y con el que los niños suelen conectar bastante. Validar sus emociones es también clave para ayudar a gestionarlas. No sólo ellos tienen un volcán, si no que los papás y mamás y los maestros también.
Cómo se puede ver, se trabajan varios aspectos de la regulación emocional con este cuento: la identificación de la emoción, la validación de esta a través de la comparación con el volcán de los papás, y la gestión de la emoción haciendo uso de técnicas de relajación. Es un cuento perfecto tanto para niños con problemas en la gestión emocional, como para niños que no tienen dificultades, ya que así pueden comprender el porqué de muchos comportamientos tanto de otros compañeros como de adultos de su alrededor.

Berta Fernández

Psicóloga General Sanitaria

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