¿Es la meditación parte de la clave para mejorar nuestra atención, memoria, autocontrol, bienestar… y por ende nuestra calidad de vida?

¿Es la meditación parte de la clave para mejorar nuestra atención, memoria, autocontrol, bienestar… y por ende nuestra calidad de vida?

Desde hace años se vienen mostrando los beneficios de la meditación, pero ahora también lo corrobora la neurociencia, y con ella se demuestra de manera biológica la influencia directa en nuestro cerebro. Por ello hay que preguntarse por qué una práctica tan sencilla no forma parte de nuestro día a día, como algo básico e intrínseco.

Quizás es porque no somos conscientes del impacto físico y psíquico que esta produce, pues bien, en este pequeño articulo me gustaría mostraros parte de los beneficios que esta aporta y con ello darle la importancia que se merece.

Meditar o las prácticas contemplativas como el midfulness puede parecer algo superfluo, pero la verdad es que se ha demostrado a nivel nuerocientífico los beneficios que esta produce.

Para empezar hay que recordar que el cerebro es plástico, esto significa que tiene la capacidad de modificar su forma y sus conexiones neuronales a través de la repetición, a través de la práctica. Aprovechando esta facultad que tiene nuestro cerebro podemos trabajar y aprender a lo largo de todo el ciclo vital.

A nivel fisiológico la meditación aumenta estructuras del cerebro que nos ayudan al autocontrol y a la reflexión, en vez de a la reacción descontrolada y espontanea que solemos tener en situaciones de estrés, rabia y frustración, esto nos ayuda a no llegar a los límites que nos llevan la emociones fuertes y así tener una recuperación hacia el estado de calma mucho más rápido y con mayor bienestar.

Más en concreto aumentan las zonas cerebrales de la memoria y de la atención, por ello es clave enseñarles a los niños y niñas a meditar como si de un juego se tratara, para beneficiar su aprendizaje. Es decir, si un niño o niña trabaja la atención y la memoria tendrá mejores resultados académicos porque la atención está relacionada de manera directa con cualquier aprendizaje, ya que sin ella no somos capaces de interiorizar bien aquello que estamos aprendiendo, se necesita estar atentos y consciente.

Pero además el beneficio emocional que le aporta la meditación le ayudará en su calidad de vida, teniendo más recursos de autocontrol, disminuyendo así el estrés y la ansiedad.

Prácticas como la escucha de la respiración, de los latidos del corazón y de las sensaciones corporales son formas de introducir la meditación a los niños y niñas de manera que meditar forme parte de su rutina; de algo indispensable como lavarse los diente, vestirse, ir al colegio, jugar, comer… No debe ser un añadido, sino hacer que forme parte de su día a día y a ser posible del resto de su vida.

Hay que tener en cuenta que el niño o niña no debe sentirse obligado y por ello es esencial introducirlos a la meditación con prácticas de poca duración; Hacerlo de manera conjunta ayuda a fortalecer el vinculo emocional. Se puede empezar pintando un mandala de manera conjunta, más a delante cada uno el suyo y después ir realizando prácticas más contemplativas como el mindfulness. Verbalizar las sensaciones que habéis tenido durante la meditación, mejora la conciencia de la práctica y ayuda a expresar las emociones.

Para finalizar me gustaría acabar con una pregunta que lleva a la reflexión: ¿Qué mejor enseñanza le podemos dejar a nuestros infantes que mejorar el bienestar emocional a lo largo de su vida?

“La meditación nos enseña a ignorar las distracciones y a enfocar nuestra atención en lo que queremos enfocarla”, Goleman.

                                                          Yaina Jawo

Psicóloga especialista en neuropsicología educativa.

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