Conductas agresivas en niños/as: más allá de la rabieta

Las rabietas forman parte del normal desarrollo infantil y no es algo que a priori deba preocuparnos, dado que son habituales en etapas tempranas. Se trata de una expresión de emociones intensas que siente el niño el cual todavía no tiene las herramientas suficientes para regular, no solo emocionales, sino en ocasiones también lingüísticas, ya que las rabietas pueden aparecer incluso antes de los 24 meses. Las suele provocar un sentimiento de frustración, tristeza o enfado y normalmente manifiestan su disgusto a través de llantos desconsolados, gritos y alguna que otra pataleta, pero ¿qué pasa si aparecen también conductas agresivas?

¿Qué es una conducta agresiva y qué la causa?

Hablamos de agresividad cuando el niño ejerce un daño hacia otras personas u objetos. A menudo nos vendría a la cabeza un empujón o patada, pero lo cierto es que las conductas agresivas pueden ser también en forma de insulto o palabrotas.

Las conductas agresivas pueden aparecer en el transcurso de una rabieta y son diversas las causas que la pueden desencadenar como:

  • Frustración
  • Enfado o ira
  • Incapacidad para comunicar lo que sienten o necesitan
  • Tensión emocional
  • Manipular y salirse con la suya
  • Miedo
  • Presencia de otras patologías como trastornos de aprendizaje o afectivos

Las edades con mayor número de rabietas y conductas agresivas son entre los 3 y 5 años y a medida que los pequeños van creciendo, deberían ir reduciéndose también este tipo de comportamientos dado que van adquiriendo habilidades comunicativas y sociales a la vez que aprenden estrategias para regularse y tener respuestas más adaptativas. El problema principal vendría si el patrón de agresividad se mantuviese a medida que el niño va creciendo, ya que podría ser predictivo de futuras patologías tras la infancia.

Consecuencias de la agresividad infantil:

Este tipo de comportamientos son incómodos para el que los sufre y no siempre se reduce al ámbito familiar, sino que afecta al entorno general del niño. Una dinámica agresiva para relacionarse, por lo tanto, dificulta las relaciones sociales y también el rendimiento en la escuela, pudiendo llevar al pequeño a un aislamiento social que podría agravar su situación.

Pautas ante las conductas agresivas en niños/as:

Las pautas para enfrentarnos a estas situaciones no solo van encaminadas a saber cómo actuar en el momento en sí de la agresión, sino también a crear un contexto favorable para que el niño no llegue a ella o reduzca su aparición. Consisten en:

  • Tener empatía y paciencia: Aunque pueden ser situaciones desagradables que lleguen a acabar con nuestros nervios, es necesario validar las emociones de los peques y que sientan que los escuchamos e intentamos comprender, en una situación agresiva deben sentirnos como un apoyo y no como una amenaza.
  • Establecer límites claros: son decisivos para las rabietas y este tipo de conductas ya que deben ser conscientes de las expectativas que tienen sobre sus acciones y las consecuencias de éstas. No hay que ceder en el caso de no respetarlos y debe haber un castigo más o menos inmediato.
  • Fomentar la comunicación con los peques: es favorable para crear un clima donde se sientan seguros para expresar lo que sienten y es un factor positivo de cara a aliviar la tensión emocional que están detrás de algunas conductas agresivas.
  • Mostrarle alternativas asertivas: Aunque sea imposible controlar todo el ambiente al que está expuesto, sí podemos ser un buen ejemplo cuando estamos con él, por lo que deberíamos evitar reacciones impulsivas, malas palabras y darle, desde la calma, una opción adaptativa como alternativa a la agresividad como por ejemplo que puede pedir un juego en vez de pegar para quitarlo.
  • Refuerzo positivo: De igual manera que cuando lo hace mal tiene un castigo, cuando lo hace bien es primordial reconocérselo y no dar por hecho que es así como debe ser, porque el niño ha podido esforzarse mucho para regular sus emociones y usar una conducta más adaptativa y se merece que se le reconozca, además con ello nos aseguraremos de aumentar la frecuencia de sus comportamientos adecuados.
Rocío García
Psicóloga especialista en Atención Precoz

SÍGUENOS EN LAS REDES

ÚLTIMOS POST

RESERVAR CITA

Reserva ahora tu cita online para cualquiera de nuestros centros.