Bullying

La escuela debería ser un lugar seguro, donde se propicie el aprendizaje, crezca la creatividad y se promocione oportunidades de relación i crecimiento personal. Pero la realidad del 4% de los niños en España, según datos del Ministerio de Educación en el año 2017, ha sido bien diferente, convirtiendo los espacios educativos en auténticos infiernos del que no consiguen escapar. El acoso escolar o bullying está afectando a 1 de cada 10 alumnos, tal y como informa el estudio de Save the Children Yo no juego a eso, afirmando que más del 30% de los niños/as habían agredido físicamente a un compañero en los últimos dos meses y la mitad admiten haber insultado. Los datos apuntan a una evolución creciente de cifras, forzando a implementar planes preventivos y medidas de protección urgentes.

¿Qué es el bullying o la violencia entre iguales?

El acoso escolar comprende cualquier omisión o acción que, de manera intencional y persistente, pueda causar daño a uno o más sujetos, y que comúnmente, tiene lugar dentro del recinto escolar. La agresión se instaura en un contexto de no violencia por parte de la víctima a partir de un desequilibrio de poder o de fuerza en el cual tenga dificultades para defenderse.

El acoso escolar es una violación grave del derecho a la educación y un problema real del que los colegios deben ser conscientes y hacer de ellos lugares seguros para todos”, aseguró la directora general de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Tipos de bullying 
Físico Se consideran agresiones físicas acciones como golpear, patear, empujar, amenazar con hacerlo, robar, esconder o estropear las cosas de alguien. El abuso físico se vuelve más preocupante con el aumento de la edad, tanto en la repercusión de daño físico como en el emocional.
Verbal Los insultos, mofas basadas en la apariencia física, menosprecios, chismes, apodos, menosprecios, groserías o el abuso emocional son las estrategias más utilizadas. Es la forma más común de agresión, presentándose frecuentemente de manera encubierta, sin estar presente la víctima, dificultado la detección e identificación del acosador.
Psicológico El objetivo es minar la autoestima mediante el desprecio, trato indigno o la falta de respeto para amentar su temor i aislamiento. También pueden obligar a la víctima a realizar actos en contra de su voluntad o cualquier conducta de hostigamiento con el fin de dañar psicológicamente.
CiberBullying Es una extensión del acoso escolar a los medios tecnológicos. Se utilizan las TICs, como el teléfono o la red social, para envían mensajes con amenazas, se crean perfiles para menospreciar a la víctima o distribuyen fotos y videos denigrantes. La dificultad en este tipo de acoso radica en el anonimato del autor, participando un gran número de observadores y corresponsables, y la rápida difusión de la agresión en múltiples canales de comunicación.
Social El aislamiento y exclusión social progresiva conlleva una agresión discreta, donde se le impide a la víctima participar, ya sea ignorando su presencia o no contando con ella en las actividades entre iguales.

Indicios ante una situación de bullying

Hay “síntomas” que nos pueden alertar y hacer sospechas que un niño/a puede estar siendo víctima de acoso escolar, como cambios drásticos de conducta, introversión, cambios bruscos de humor, irritabilidad o la negación en ir al colegio. Estas señales son claves para alertar a los padres y aumentar su atención al niño/a.

                También podemos observar pistas referentes a los agresores que resultarán vitales para poder detectar las ataques e iniciar una reeducación y adaptación de actitudes, evitando futuras agresiones a otros chicos/as.

¿Qué pueden hacer los padres?

Deberán aumentar la atención para detectar indicios y cambios en la conducta habitual de los hijos, sin minimizar episodios de abuso y/o agresión, ni reforzar (reírse ante un mote, señalar a compañeros…). Mantener una actitud cercana, mostrando interés y preocupación, y no conformarse con respuestas monosilábicas al indagar cómo ha ido el día en el colegio. Aportarle seguridad y confianza será básico para permitirle la comunicación y expresión del problema, trasmitiéndole tranquilidad, calma y manejo de la situación.

                Si ya se ha detectado una situación de abuso hay que investigar y recabar información, preguntando directamente al hijo por los diferentes episodios vividos. La comunicación al centro educativo tiene que ser inmediata, para que puedan intervenir con todas las partes implicadas (agresor, víctimas y espectadores), implementar medidas de protección y convivencia, y activar protocolos establecidos. Cada familia deberá valorar si el niño/a necesita de apoyo psicológico teniendo presente la afectación y repercusión en la autoestima. También se puede recurrir a otros profesional u organizaciones para más orientación. 

Marta Carrera

Psicóloga especialista en Clínica y Salud

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