Una de las principales preocupaciones como padres, es el rendimiento escolar de vuestros hijos, y sobretodo cuando, pese a sus esfuerzos, no alcanzan el nivel académico esperado.

“Puede estudiar horas y horas y suspender el examen”. “Estuvimos estudiando toda la tarde y se lo sabía perfectamente, pero ha sacado un 4”.

El bajo rendimiento escolar es un problema frecuente y puede tener múltiples causas que tienen que ver con alteraciones en el área del funcionamiento cognitivo, académico, conductual y social. El bajo rendimiento escolar es una vía final común de diferentes trastornos, etología y mecanismos.

Es importante detectar qué variables están afectando a vuestro hijo, identificar las que están desajustadas y provocan dificultades de aprendizaje, de desmotivación y bajo rendimiento.

Los trastornos asociados al bajo rendimiento escolar incluyen trastornos del neurodesarollo, del comportamiento y emocionales; y pueden ser tales como: Trastorno por Déficit de Atención y Hiperactividad (TDAH), Trastorno específico del aprendizaje, capacidad intelecual límite, Trastorno del Aprendizaje No verbal (TANV), Trastorno del lenguaje, Depresión, Ansiedad, etc.

Para poder realizar una buena detección y en consecuencia un buen diagnóstico, se requiere una valoración neuropsicológica específica en la que se delimiten tantos los puntos fuertes como los débiles de cada niño y así obtener un perfil neuropsicológico completo. Es importante que dicha valoración sea realizada por un neuropsicólogo experto.

A partir de la detección y/o el diagnóstico, se establecerá, si es conveniente o necesario, un tratamiento especializado (neuropsicológico, psicológico, logopédico, etc.) con una frecuencia determinada.  Se irán estableciendo unos objetivos de trabajo, siempre des de una vertiente lúdica y motivacional. No hay que olvidar que los niños aprenden jugando. Paralelamente, son necesarias establecer unas adaptaciones en el ámbito escolar para los diferentes trastornos del neurodesarollo.

Marta Creus