Aquello que proyectamos
En ocasiones nos encontramos en la situación de estar molestos por algún comportamiento de alguien que nos rodea, de su forma de actuar ante los problemas, o de su discurso, pues bien, hemos de tener en cuenta, que en algunos de estos casos, lo que vemos en los demás como malo, aquello que nos altera, es algo que está en nosotros. De otro modo, no nos afectaría o no nos resultaría molesto.
Si nos afecta, es porque una parte de nosotros se ve reflejada.
Tendemos a corregir a otros con el objetivo de corregirnos a nosotros al mismo tiempo.
Nos enfadamos con otros, pero es porque algo de eso que nos enfada resuena dentro de nosotros.
Los hijos nos enseñan muchas de estas dificultades que nosotros mismos tenemos. Nos muestran nuestras debilidades reflejadas en ellos mismos. Las proyectamos sobre ellos. Queremos corregir nuestras frustraciones en ellos.
Solemos ver a los hijos como nuestro reflejo.
Me gustaría hacer hincapié en que no podemos extrapolar este patrón para el 100% de los casos o para el 100% de las dificultades que se presentan a lo largo de la convivencia familiar. No obstante, algunas veces sucede que los problemas que presentan los niños, vienen causados por los padres, aunque no siempre los padres son conscientes de esto, e intentan resolver la dificultad del hijo con la mejor intención.
Lo mismo sucede en aquellas situaciones en las que nosotros nos anticipamos y creemos que nuestros hijos van a comportarse de manera inapropiada o van a provocarnos algún problema. Sin darnos cuenta, estamos colaborando para que esto suceda, porque probablemente ya estemos transmitiendo que eso va a suceder, y preparamos toda la situación para que así sea, y a la vez poder confirmarnos a nosotros mismos que estábamos en lo cierto.
Podemos empezar por cambiar ese pensamiento. Simplemente no esperar algo malo y darlo por hecho. Pensar que puede ser diferente.
Cuando empezamos a trabajar en nosotros mismos, a introducir variaciones, a resolver esos conflictos internos y esas perturbaciones, es cuando nuestros hijos a su misma vez, empiezan a cambiar, van armonizándose con la conducta de los padres.
Como hemos dicho anteriormente, esto simplemente es lo que sucede en algunos de los casos en que aparecen problemas y no sabemos cómo empezar a resolverlos. Cada caso es único y por supuesto los hijos también tienen su parte de responsabilidad.
Por otro lado, es importante mencionar que los padres no sólo proyectan frustraciones y dificultades, también proyectan muchas cosas buenas en sus hijos, y todas éstas las vemos reflejadas en ellos.
Para concluir también me gustaría decir que el trabajo que hacen los padres para educar a sus hijos, no es fácil, requiere tanto o más esfuerzo que el de los hijos, pero ambas partes finalmente logran tener su recompensa a tanto esfuerzo y pueden recoger los frutos del trabajo realizado.
SÍGUENOS EN LAS REDES
ÚLTIMOS POST
¿Cómo nos comunicamos con los adolescentes? Consejos prácticos
¿Cómo nos comunicamos con los adolescentes? Consejos prácticos La adolescencia es una etapa de cambios constantes, tanto físicos como emocionales. Para padres, madres, educadores/as y profesionales, establecer una comunicación efectiva con los adolescentes [...]
Deja tu comentario