Ansiedad y estrés, ¿son realmente lo mismo?
Expresiones coloquiales como “estoy muy estresada” o “me muero de ansiedad” conllevan que estos dos términos se confundan con frecuencia. Pero ¿estar estresado/a es lo mismo que tener ansiedad? ¿La respuesta? Se trata de dos conceptos distintos.
Por una parte, el estrés es una respuesta fisiológica que desencadena nuestro organismo delante de una situación que el cerebro interpreta como peligrosa o amenazante. Lo que sucede al percibir que nuestra seguridad está en peligro es que el organismo dedica una gran parte de sus energías a combatirlo.
Se produce una alteración del equilibrio debido a una descarga simpática masiva que incrementa la capacidad del cuerpo para llevar a cabo una actividad física muy intensa. Se podría decir que el cuerpo adopta un estado de defensa, se prepara para reaccionar, luchar o huir.
Una vez ha cesado la amenaza, el cuerpo inicia el proceso de recuperación del equilibrio, de modo que la reacción fisiológica del estrés desaparece poco a poco.
En cambio, la ansiedad es una respuesta fisiológica derivada de la activación continuada de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA). No se trata de un estado emocional ni tampoco de un sentimiento. Es una activación fisiológica que en cada persona se puede manifestar de distintas formas.
Esta activación fisiológica produce a su vez un incremento del nivel de activación cerebral, dando a lugar a un mayor rendimiento para superar una determinada situación. Este tipo de ansiedad es adaptativa, dado que nos ayuda a rendir mejor en una situación fuera de nuestra zona de confort y es positiva para nuestro desarrollo y aprendizaje.
Un ejemplo en el cual podríamos activar la respuesta fisiológica de la ansiedad sería en una situación de examen, mientras que una situación en la que nuestro cuerpo reaccionaría activando una respuesta fisiológica de estrés sería al encontrarnos en un bosque de noche con un animal salvaje.
En relación a la salud mental, el estrés puede ser una respuesta desadaptativa cuando se interpreta como peligroso un estímulo que realmente no lo es. Por ejemplo, que un entorno seguro como puede ser una oficina sea percibido como peligroso o amenazante. Por su parte, la ansiedad puede convertirse en patológica y, por tanto, ser desadaptativa, cuando este mecanismo de reacción se desborda y no somos capaces de pararlo. Para que se produzca este desajuste negativo la respuesta fisiológica de ansiedad debe darse a menudo y con una intensidad alta.
La reacción de estrés puede originarse por factores del ambiente o por nuestros propios pensamientos, dado que la percepción personal que tiene cada persona de una determinada situación suele ser distinta. Lo que es un estímulo neutro para unos puede ser un estímulo que provoque ansiedad para otros. Lo importante en relación a la ansiedad y el estrés es identificar los estímulos que nos provocan estas reacciones fisiológicas y, en caso de ser desmesuradas o incontrolables buscar a un/a profesional que nos ayude a reconducirlo mediante la terapia.
Marina Navarro.
Psicóloga. Especialidad en Neuropsicología
SÍGUENOS EN LAS REDES
ÚLTIMOS POST
Autonomía en adolescentes: clave para el desarrollo personal
Autonomía en adolescentes: clave para el desarrollo personal La adolescencia es una etapa de grandes cambios, tanto a nivel físico como emocional y social. Es el periodo en el que los chicos y [...]